La
Maestría en Salud Materno Infantil de la Universidad Nacional
de Córdoba advirtió sobre los graves riesgos para la salud
provocados por las diarreas particularmente en niños menores de
cinco años.
Córdoba, 7 enero de 2004. La Maestría en Salud
Materno Infantil de la Universidad Nacional de Córdoba
advirtió sobre los graves riesgos para la salud provocados por
las diarreas particularmente en niños menores de cinco años.
Además recordó las medidas de prevención y acción que los
padres deberían tomar para combatir esta enfermedad que aparece
con mayor frecuencia en los meses de verano. Según datos de la
Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud de la
Provincia de Córdoba, en el 2002 se registraron 13.623 casos de
diarrea en niños menores de un año, mientras que en el 2003 se
detectaron 12.101 casos. En niños de uno a cuatro años se
registraron 30.130
casos en el 2002, mientras que en el 2003 se detectaron
25.847casos. Yolanda Bettoni, magíster en salud materno
infantil y docente de la Maestría, señaló que lamentablemente
la diarrea “sigue constituyendo un grave problema de salud
pública en la mayoría de los países en desarrollo, siendo no
solamente una causa importante de morbi mortalidad sino también
de mortalidad infantil vinculada con la desnutrición”. Según
la OMS, “un niño padece diarrea aguda cuando tiene tres o
más deposiciones líquidas o acuosas en 24 horas. Habitualmente
la diarrea dura entre cuatro y siete días y se considera
resuelta cuando el niño no presenta deposiciones durante 12
horas o éstas ya no tienen la componente
líquido”. En el
libro “Hechos para la Vida” (2002) elaborado por UNICEF y
otros organismos de Naciones Unidas, se advierte que cuanto más
numerosas sean las deposiciones, más peligrosa es la diarrea.
“La vida de un niño está en peligro si en una
o dos horas tiene varias deposiciones, si hay sangre en
las mismas, o si la
diarrea dura más de una semana. También si vomita
frecuentemente, si tiene fiebre, está extremadamente sediento o
no quiere tomar bebida, si se resiste a comer, si tiene hundidos
los ojos o si presenta una apariencia débil o letárgica. Si se
presentan estos síntomas se debería pedir inmediata ayuda a un
profesional de la salud”.
Mitos
y recomendaciones.
Algunas
personas piensan erróneamente que si el niño toma líquidos la
diarrea empeora. Nada más inexacto. Un niño con diarrea
debería tomar tanta agua como sea posible hasta que la diarrea
cese, porque esto ayuda a reemplazar los líquidos perdidos
durante la enfermedad y evita la deshidratación. Las bebidas
recomendadas por los especialistas son “leche materna, sopas,
agua de arroz, jugos de fruta frescas, té suave con un poco de
azúcar, y agua limpia de una fuente segura. Si existe la
posibilidad de que el agua no esté limpia, se debería
purificar hirviéndola o filtrándola”. En el libro ‘Hechos
para la Vida’ se remarca que “para evitar la
deshidratación, los niños que toman leche materna deberían
ser amamantados tan a menudo como sea posible. La lactancia
materna puede reducir la cantidad y frecuencia de las diarreas.
La leche materna previene la deshidratación y la desnutrición
y también ayuda a reemplazar los líquidos perdidos durante la
diarrea. “Por esta razón no se debe interrumpir la lactancia
materna, manteniendo la alimentación durante y después del
episodio de la diarrea”, afirma Yolanda Bettoni.
En
tanto, los niños no amamantados con leche materna deberían
tomar la siguiente cantidad de líquidos cada vez que hay
deposición: “entre un cuarto y media taza grande para un
niño menor de dos años y entre media a una taza llena de
líquido para un niño de dos o más años de edad. Todas las
bebidas deberían ser proporcionadas en un recipiente limpio y
no deberían utilizarse ni las mamaderas ni las botellas porque
es dificultoso limpiarlas y por lo tanto pueden albergar
gérmenes. Si un niño vomita, la madre debería esperar diez
minutos y luego comenzar a darle de beber muy despacio, de a
pequeños sorbos, por vez”, precisan los especialistas de
UNICEF. Un niño con diarrea pierde peso y esto suele llevarlo a
la desnutrición. La alimentación puede ayudar a detener la
diarrea, y ayudar al niño a recuperarse más rápidamente. Si
el niño tiene unos seis meses de edad, los padres deberían
hacer que se alimente tan a menudo como sea posible,
ofreciéndole pequeñas cantidades de alimentos blandos o en
puré y con pequeñas cantidades de sal. Se recomienda apisonar
bien las mezclas de cereales y porotos, pescado, carne bien
cocinada, y consumir yogurt y frutas. Es importante que los
alimentos estén recién preparados y que el niño coma cinco o
seis veces por día.
Las
cápsulas de Vitamina A y los alimentos que contiene esta
vitamina como leche materna, pescado, productos lácteos, frutas
como naranja, verduras y vegetales de hoja verde, ayudan a que
el niño se recupere de la diarrea. Sin embargo, las vitaminas
solo deben ser administradas por consejo médico.
Sales
de Rehidratación Oral.
Si
un niño está deshidratado con una severa y persistente
diarrea, únicamente las sales de rehidratación oral (ORS) o
medicamentos recomendados por los profesionales de la salud son
efectivos para combatir la diarrea.
Las
ORS son sales de rehidratación oral, una combinación especial
de sales secas que cuando se mezclan con agua limpia de una
fuente segura, pueden ayudar a rehidratar el organismo de un
niño con diarrea. Para preparar las bebidas con ORS se
recomienda: seguir las instrucciones del envase, poner las sales
en un recipiente limpio, y agregar la cantidad correcta de agua,
pues si es poca puede agravar la diarrea. Las ORS solo pueden
ser mezcladas con agua. Revolver bien y alimentar al niño con
una taza limpia, y no usar botella. Un niño por debajo de dos
años necesita al menos una cuarta parte o media taza de bebida
con ORS después de cada deposición. Un niño de dos o más
años necesita al menos una media taza o una taza llena de
bebida con ORS después de cada deposición.
Si las sales ORS no están disponibles la deshidratación
puede ser tratada dando al niño una bebida hecha con cuatro
cucharaditas llenas de azúcar y media cucharadita llena de sal
disueltas en un litro de agua procedente de una fuente segura.
Es fundamental mezclar las cantidades correctamente; demasiada
azúcar puede empeorar la diarrea y demasiada sal puede ser
extremadamente peligrosa para el niño.
Medidas
de prevención.
Estas
son las principales medidas de prevención: 1) Una alimentación
adecuada. 2) Lactancia materna exclusiva, en los primeros seis
meses de vida y parcial hasta los dos años de edad. 3) Realizar
un adecuado destete. 4) La inmunización contra el sarampión
previene las diarreas severas.
5) Uso de agua limpia de una fuente segura. 6) Disponer todas
las heces en el baño, en una letrina o enterrarlas en el suelo.
Mantener estos lugares limpios previene la diseminación de
gérmenes. 7) Las fuentes de agua deberían permanecer limpias
de heces de animales o humanos. 8) Lavar las manos con agua y
jabón o ceniza y agua después del contacto con heces o de
limpiar la cola del bebé, y antes de tocar los alimentos o
alimentar a los niños. 9) Proteger los alimentos y el agua de
bebida de las moscas. Los alimentos deberían ser preparados y
cocinados justo antes de que sean comidos. Después de dos horas
de cocinadas las comidas no son seguras, a menos que permanezcan
muy calientes o muy frías.